A veces, la belleza se encuentra en el lugar menos esperado. Los niños tienen una capacidad de sensibilidad y asombro de forma innata que los adultos hemos ido perdiendo por las circunstancias de una vida frenética y consumista. El ritmo frenético, el ruido continuo, la obsesión por adelantar etapas, entre otras causas, hacen que los niños pierdan la capacidad de asombro. Catherine L'Ecuyer -Educar en el asombro.
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