Al principio me lo tomé con calma. Me sentía un poco rara con lo que estaba haciendo, yo misma pensaba: "pero si ni siquiera saben hablar español". Había días que estaba muy segura de lo que hacía y me ponía manos a la obra pero otros días me preguntaba si valía la pena lo que estaba haciendo y lo dejaba estar, pero estas dudas se disiparon de repente cuando unos meses más tarde mi hija Valeria me señaló un color y me dijo: "Pink"
Fue en ese momento cuando me animé y me dije: "¿por qué no?"
No hay comentarios:
Publicar un comentario